La sentencia atribuida a Alfonso Bertillon, nos mueve a meditar sobre nuestra realidad, cuál es el estado de nuestra policía, lo que, según el parecer de nuestras autoridades gubernamentales, ambas organizaciones policiales en nuestro país cumplen con un alto estándar de profesionalismo, llevándola, incluso, a cumplir misiones internacionales.
El orgullo que sentimos por Investigaciones de Chile, sin duda se corresponde a la entrega, con la que también contribuimos durante nuestra vida activa en la filas de nuestra querida institución; su estado actual se ha ido dando progresivamente, con iniciativas, correcciones y aplicaciones, la mayoría de ellas surgidas dentro de la propia organización, llegando a la conclusión que la Policía de Investigaciones de Chile, es la policía que la nación chilena se merece.
Pero, al parecer, esta valoración no esta en la consideración de todos los sectores, bástenos recordar la arremetida de un “culto” parlamentario en contra de un cordón policial, dispuesto por la autoridad de gobierno del país, ejemplo que incentiva a otros, no tan cultos, a actuar con mayor fiereza contra detectives y carabineros.
Tras cada muerte de nuestros policías, el Director General Arturo Herrera y el General Director de Carabineros, José Bernales, han coincidido en el deseo de aplicar el máximo de rigor de la ley a los autores de tan despreciable proceder, pero más allá, echamos de menos una iniciativa legislativa que aumente las penas efectivas para aquellos que atenten contra los policías, y paralelamente dignifique, mediante “la fuerza de la razón”, el trabajo y la vida de todos los servidores públicos.
Juan Maturana C.
